Este Mes de María lo vivimos en el marco del Jubileo de la Esperanza, un tiempo de gracia que nos invita a ser peregrinos de esperanza en medio de un mundo herido.
María, como fiel discípula y madre de la Iglesia, nos guía en este
camino. Ella nos enseña a escuchar la Palabra de Dios (Cf. Jn 2,5 ),
a acogerla en nuestros corazones y a llevarla a la práctica a través de
gestos de amor, humildad, cercanía y justicia.
Al contemplar los misterios de la vida de Cristo mediante el Rosario,
nos unimos al recorrido de María, una mujer de fe que confió a pesar
de la incertidumbre y mantuvo la esperanza incluso ante la cruz.
Su ejemplo nos inspira a ser comunidades que oran, que son sinodales y misioneras, capaces de irradiar la alegría del Evangelio.
En este Mes de María, queremos encomendarnos a ella, junto con
nuestras familias, comunidades, la Iglesia y toda la sociedad,
pidiéndole que interceda por la paz, la justicia y la fraternidad en el mundo.
Que el rezo del Rosario nos ayude a crecer en comunión con Cristo y con nuestros hermanos, animados por una esperanza que no defrauda.
Que María, Madre de la Esperanza, nos acompañe en este camino
jubilar y nos enseñe a vivir con confianza, alegría y amor en el
seguimiento de su Hijo.
Cada Comunidad nombrará 2 encargados para guiar la oración del día. Para ello proponemos el siguiente esquema (si bien cada Comunidad es libre de usar su esquema propio):
Se cuenta con una Guía para cada día, dónde se indica el tema y el evangelio del día: la motivación, lectura bíblica. Para obtener la Guía presione el siguiente botón: